¡Socorro! Mi peque se ha quedado sin voz (y yo también)
Hay algunas veces que, tanto grandes como pequeños, nos quedamos sin voz del todo o nuestra voz no suena como debería sonar. Por ejemplo, cuando estamos enfermos y se nos irrita un poco la garganta o después de abusar un poquito de los gritos y la voz en alto. Después de estas situaciones, es bastante común quedarse un día o dos con la "voz tomada" y luego recuperarla a pleno rendimiento.
Pero... ¿Y si esto se repite cada poco? ¿Me debo preocupar? La respuesta es SI.
Cuando esta situación se repite en el tiempo, quiere decir que algo en nuestra voz no está funcionando del todo bien o que no la estamos utilizando como deberíamos. Abusar de nuestra voz, si se repite en el tiempo, puede llevar a algún tipo de lesión a medio o largo plazo.
En el caso de los más pequeños de la casa, estos problemas se dan en un momento crucial en el que se generan hábitos y costumbres. Si empezamos a tener problemas de la voz en ese momento, construiremos una conducta de "abuso vocal" que será más difícil de quitar cuando somos mayores.
¿Por qué se quedan sin voz los peques?
Al igual que los mayores, nuestros peques se pueden quedar sin voz también por catarros, gripes u otras enfermedades temporales. Esta ronquera o pequeña afonía suele desaparecer con el tiempo, igual que cuando la tenemos nosotros. Pero hay otros casos en los que estos pequeños episodios de quedarnos sin voz se repiten. ¿Por qué será?
¿Has oído alguna vez aquello de que los niños son como esponjas? Los más peques de la casa aprenden e imitan lo que ven. Si en su entorno las personas gritan, ellos también para hacerse oír porque "es lo normal". También si ven a los personajes de la tele o de los videojuegos gritar de forma habitual, ellos también van a querer hacerlo.
La voz también se resiente mucho cuando no descansamos bien o estamos pasando por un mal momento. Cualquier momento de estrés o de falta de sueño también puede influir tanto en su voz como en la nuestra.
¿Entonces qué debemos hacer?
Lo mejor en estos casos es actuar ante los primeros síntomas, sin esperar a que los problemas de la voz se prolonguen en el tiempo. Si empezamos a trabajar cuanto antes, tanto en los casos de peques como en los de mayores, conseguiremos mejores resultados y evitaremos problemas mayores.
Lo primero que debemos hacer es encontrar el origen del problema de la voz. Si en este momento estamos con catarro, gripe o alguna otra enfermedad que pueda perjudicar nuestra voz, esperamos a que se pase.
Si no tenemos una causa clara o ha pasado la enfermedad y no se va nuestra afonía, es el momento de ir a ver a nuestro médico. Éste nos debería derivar al otorrinolaringólogo, que es quien nos va a decir con seguridad qué es lo que está pasando.
Tanto si los especialistas detectan un problema en la laringe como no, pero el problema de la voz continúa, lo mejor será acudir al logopeda. Un logopeda nos puede ayudar a detectar y corregir aquellos malos hábitos que hacen que nuestra voz no se recupere del todo. También nos puede asesorar en el caso de que tengamos dudas sobre los pasos a seguir.
¿Y mientras tanto? ¿Cómo puedo ayudar a mi peque?
Para poder ir incluyendo en casa buenos hábitos para la voz, os dejamos estas recomendaciones para poder ir incluyendo en nuestra vida habitual. Es importante recordar que, ante cualquier duda, lo más importante es consultar a un especialista. En el caso del logopeda, nos puede tanto tratar como dar pautas preventivas.
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